La pureza del río Magdalena, ubicado en la zona de los Dinamos, se ve gravemente amenazada por la contaminación generada por rituales de santería, según revela Laura Sánchez, una brigadista que constantemente limpia el cauce y muestra los desechos encontrados.

"Quiero que me ames, quiero que me ames, esto es un amarre. Pagan a unas personas para hacer este tipo de daño a otra persona", expresó Laura Sánchez, resaltando la gravedad del problema.

Kilos de fruta utilizada para ofrendas, flores, botellas, collares y animales muertos son parte de los residuos que contaminan el río Magdalena. Esta situación es especialmente preocupante dado que este río es el único vivo en la ciudad, lo que lo convierte en una de sus mayores atracciones naturales.

Sin embargo, el problema va más allá de la contaminación visual. En medio de la crisis hídrica que enfrenta el país, el río Magdalena se integra a la red de agua potable de la capital mexicana, lo que significa que la contaminación del río tiene implicaciones directas en la calidad del agua que consumen los habitantes de la ciudad.

Esta situación resalta la urgente necesidad de tomar medidas para proteger y preservar la pureza de los recursos hídricos, así como para abordar las prácticas que contribuyen a su contaminación. La colaboración entre autoridades, comunidades locales y organizaciones de la sociedad civil es crucial para enfrentar este desafío y garantizar el acceso a agua limpia y segura para todos.